Cuando hablamos del síndrome de Karòshi nos refiere a la
muerte súbita de un individuo, que es ocasionada por un derrame cerebral o un
ataque al corazón, ocurrida en el puesto de trabajo por sobrecarga de trabajo.
Se calcula que más de 10.000 japoneses mueren al año de Karoshi y empiezan a documentarse casos en China. Este fenómeno ha estado en franco creciendo en todo el mundo pero existen “reglas” para que una muerte pueda ser denominada Karoshi. El Ministerio de Sanidad de Japón considera a estos episodios dignos de demanda judicial a la empresa de lo sucedido sólo si el caso cumple con ciertas características.
El individuo debe de tener en su historial un mínimo de 100
horas extras en su trabajo en el mes anterior. Hay reglas específicas para el
conteo de estas horas, por ejemplo, no son válidos los accidentes laborales por
cansancio generado en otro ámbito, como llegar a trabajar en vivo.
Según datos oficiales del Ministerio de Sanidad e Japón se
registra una cifra de aproximadamente 300 muertes al año ocasionadas por el
síndrome de Karoshi, de igual manera también se han registrado casos en China,
Corea y Taiwán.
En muchos de los países asiáticos existe la costumbre de
alabar a una persona que trabaja 12 horas al día durante 6 días a la semana.
Una trampa social que el individuo -impotente y preso en sus valores
culturales- es incapaz de desactivar. Misma trampa que al final puede ser la
razón por la que termina su vida.
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